En la fila de adelante, a la derecha. La linda que es medio jipi. Todo el outfit, eh. La musculosa de tela vaporosa, la pollerita, las sandalias. Los aros enormes que hacen que el lóbulo esté a punto de ceder, en cualquier momento. Una cara in-cre-í-ble y un modo de ponerse el rimmel que me dio mucha envidia. Claro que después abrió la boca. Y ahí se convirtió en la linda-medio jipi-era mejor cuando hacías ojitos y nada más. Y no, no por linda tonta, sino por linda que dice absolutamente todo lo que se le pasa por la cabeza, putea demasiado y usa la palabra "pete" innecesariamente -siempre seré partidaria de "chupar la pija", "pete" me hace acordar a Petete y su libro gordo y le quita toda la magia al asunto-.
Entonces, cuando la profesora -divina, perspicaz, graciosa; cuando sea profesora quiero ser como ella- pregunta quién quiere contestar cuál fue el último libro leído, un par levantan la mano y sí, las obviedades. El extranjero, Camus. El libro de arena, Borges. Crimen y castigo, (vamo') Fedor. Y la linda-medio jipi-qué rimmel usás, hace asomar su brazo, lo agita; el pueblo quiere saber. Anticristo, de Nietzsche.
"Nísche" para ella.
No me sale llamarlo "eso"
Hace 12 años.
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