Falta sinceridad, falta lo auténtico. En mi vida, en mis relaciones, incluso en este blog. De hecho, este blog es el gran alimento de mis máscaras, un espacio de "expresión" que se convirtió en uno de pura especulación.
Voy a hacerme la boluda y dejármelo pasar, por lo menos por esta vez. Pero no me olvido, no me olvido de que si algún día se me ocurriera decir, gritar y escribir lo que realmente tengo ganas de decir, gritar y escribir... Bueno, no sé si estaría preparada para enfrentarme a las consecuencias. Todavía me falta hacerme un poco más tolerante al fracaso.
Y en eso estoy, frenándome, aplacando el movimiento. Porque cada movimiento puede ser un paso falso (no "en falso"). Lo peor son estas ganas de moverme que tengo, la necesidad de salir y decirle a todo el mundo lo que siento, lo que pienso, zarandear a un par, putear a unos cuantos, cogerme a otros tantos, alejarme para siempre de alguna y generar el reencuentro con alguno.
Pero no, quieta, Cel.
Primero lo primero, sentirme auténtica por lo menos cuando estoy conmigo, a solas. Nada de alienarme con rituales gastronómicos, siestas interminables, películas y novelas policiales.
Después, después veremos.
Podría decir "después, agarrate Catalina, no me para nadie". Pero no estoy tan segura.
No me sale llamarlo "eso"
Hace 12 años.