sábado, mayo 15, 2010

Días como hoy siento que los ojos se me hacen más grandes, más marrones, más expresivos. Porque estoy un poco triste, un poco hormonal y como no me sale decirlo, comunico con los ojos. Entonces miro desde abajo, bajando el mentón y apuntando hacia arriba la mirada; asiento mucho y cuando hablo meto mucha mano, mucho gesto.

No tuve mejor idea que elegir uno de Murakami como compañía en esta tarde. Justo Murakami, con todo lo que me hacen angustiar los japoneses occidentalizados. Si apelo a la memoria emocional puedo hasta llorar de sólo recordar todo lo que me produjo Amrita, de Yoshimoto; un llanto sin razón, de pura angustia, de no me alcanza el alma para poder entender estas cosas que me querés decir, Banana.

Ahora lloro también, mientras me escondo detrás de la pc para que el jefe no me vea.
Un llanto sin causa, sin razón aparente. Porque sí, porque hay demasiada emoción dando vueltas últimamente; mucho detonante. Y me pregunto si realmente todo se trata de esto, de sentirlo todo de esta manera tan intensa, que me parte al medio, me atraviesa. Como si me estuviese conduciendo a mí misma hacia el más absoluto desastre, a una colisión entre decenas de variables que hasta ahora habían ido, muy panchas, por carriles diferentes. La autopista de mi mente es ancha, muy ancha.

Me gustaría que alguien me mirara a los ojos hoy. Hoy es el día.

3 comentarios:

lali balbi dijo...

¡ojitos!
me encantó "La autopista de mi mente es ancha, muy ancha."
me re-encantó

Cel dijo...

secre darlin', voy a poner una caseta de peaje en la autopista esa. van a cagar fuego la mitad de los pensamientos autodestructivos.

magenta dijo...

murakami tambien me angustia!