- Yo realmente creo que sos muy atractivo. Va más allá de que seas medio freak.
- Eso pensás porque vos estás medio rota. Yo no le puedo gustar a ninguna mina normal. Tampoco me puede gustar a mí ninguna mina normal. Por eso las cosas están como están.
Y yo me reí, a pura carcajada me reí, porque lo dice de una manera tan graciosa que forma le gana a contenido y medio que no registro que me está metiendo en la gran bolsa de neuróticos incurables en la que va acumulando amistades, minitas y, bueno, cosas como yo, que, como de costumbre, soy una especie de híbrido entre unos polvos inolvidables y confidencias a la madrugada.
Después de la risa lo pienso un poco y tal vez tenga razón; por lo menos en lo que respecta a él, lo que me conquistó desde un principio, cuando tenía tiernos veinte años y todavía creía que iba a ser una brillante psicoanalista, fue esa pinta de loco manso que hacía lo que se le venía en gana cuando se le venía en gana, todo siempre acompañado de un look impecablemente desalineado y ese pelo de largo grunge y suavidad perfumada.
Su presencia lo abarca todo y se convierte en ese que precedió a todos, en casi todo. Brindo por su anormalidad, por la mía. Lo enmarco y lo cuelgo de una pared. El primero que me hizo acabar, el primero que me hizo hablar, el primero que me respetó, el primero que entendió.
El primero del que no me arrepiento en absoluto.
No me sale llamarlo "eso"
Hace 12 años.
3 comentarios:
A veces una se encuentra con especímenes así. Está buenísimo tener un buen recuerdo de las personas con las que una estuvo, reconocerles méritos y guardarles respeto.
Saludos.-
Monstruo, por suerte andan dando vueltas por ahí, fue el primero pero no el último. me alegra que formen parte de mi vida.
Saludos!
los tipos realmente raros no le gustan a ninguna minita (salvo que sea realmente rara... que no los une el amor, sino el espanto)
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