sábado, octubre 31, 2009

Y mientras todos ustedes, malditos, están en sus casas, mirando películas, o encucharitados con sus amantes, o preparando tostadas con mermelada, o tomando mate, o leyendo libros en sillones, o acariciando gatos de pelo suave, o haciendo siestas, o mirando la lluvia caer, o escuchando música en la oscuridad, mientras todo el mundo se acovacha, yo tengo todavía una hora de "¿este es el último de Dan Brown?" y "Ah, no, para el martes no me sirve, yo lo quería hoy"; tengo, además, 6 horas de "¿este modelo, en talle más chico en naranja tenés?" y "¿me queda bien el anillo este?"; y mejor no hablar de que también tengo una calentura atómica que apareció hace un par de días y ya no sé cómo aplacar (sí sé cómo aplacar, el tema es lo logístico). Lau dice que es porque sé que mañana voy a tener a escasos metros a Mike Patton, yo la verdad es que no sé, creo que con mi naturaleza escorpiana y mi mente inflamable, alcanza y sobra.
Aunque me lo imagino cantando Evidence y entiendo a las cincuentonas que le tiran la bombacha a Sandro.

viernes, octubre 30, 2009

Me llamó apenas salí de la librería. Él estaba en el subte, línea D, casi llegando a Scalabrini Ortiz, así que quedamos en que se bajaba y nos encontrábamos en Julián Álvarez y Santa fe. Llegó mientras yo miraba sábanas y almohadones en una vidriera, me abrazó, me sonrió y, pumba, ya me tenía de vuelta en la palma de su mano. Porque cuando sonríe, sonríe con toda la cara. Y cuando abraza, abraza con todo el cuerpo. Caminamos hasta que me preguntó para qué lado estábamos yendo.

"A casa".

"Ah, no, yo no puedo, tengo un rato solamente, ¿vamos a tomar un café?".





Yo no tomo café. (No entremos en el debate, por favor. Tomo café con leche, a veces, o café turco, a veces, o café helado con un poco de limón, en verano. Y basta)

Y menos tomo café cuando se suponía que íbamos a ir a mi casa a cogernos como posesos. Ante la desilusión, estoy más para un whisky con hielo que para café.



Él se pidió el bendito café, yo un té, de peperina.

Y mientras trataba de mantener mi postura de superada que sólo deseaba una sola cosa de él, él fue desatornillándome, se encargó de desarmar con frases simples cada uno de mis argumentos. Me tapó la boca. Me dejó sin réplica. Un aplauso para él.



Después nos tomamos juntos el 141, él se bajó en Villa Crespo y yo lo seguí con la mirada hasta que el colectivo siguió por Ángel Gallardo hasta alejarse. Ahí me di cuenta, quería tenerlo cerca.

Y por eso nos tenemos cerca, porque yo lo miro mientras se va y porque él se ríe de mis excentricidades; a pesar de lo adverso de la circunstancias. A pesar de saber que no siempre se puede, que en general hay más tiempo para un té que para un par de rounds de sexo contra el piano.



Entonces, cuando alguien pregunta por él, yo digo que es un amigo, porque ¿para qué enredarme en explicaciones que no me van a entender?

Pero cuando está sentado en mi cama y habla de algo interesante y yo no me puedo concentrar porque le miro la boca como una colegiala lela, y me apoya el índice en la nariz y me dice que le preste atención, que no sea dispersa, que ya me va a partir en cuatro, que tenga paciencia, ahí es cuando yo me enredo en explicaciones que no puedo hacerme entender. Es probable que nunca las entienda. Eso es lo mejor de todo el asunto.

jueves, octubre 29, 2009

Ponele que alguien viene y me dice que puedo pegarme un revolcón con el backstreet boy que me gustaba cuando tenía 14 años. Y es obvio, yo digo que sí, porque se lo debo a mi adolescente interior; no importa si todo el mundo te dice "eeeeeh, es un puto". Bueno, capaz que la analogía no es la mejor, el backstreet boy que me gustaba a mí era demasiado puto, no lo tocaría ni con un palo, pero la idea es la misma.
Aparece alguien que en un pasado medianamente lejano me obsesionó durante, no sé, una semana. Una semana es un montón si de obsesión estamos hablando; digo, son horas y horas y horas de fijación y neurosis, y ni hablar de la infinidad de aventuras oníricas que se pueden tener en siete días. Aparece y yo digo que sí, porque claro, cómo voy a decir que no.


Bueno, a veces, decir NO es la mejor opción.
Pero, claro, ¿cómo le explico eso a mi adolescente interior?
La botella de agua sobre el mostrador, una galleta de arroz -salada- en la mano y marco el número de Lau.
Hablo un ratito con la madre y después me pasa con ella. Comoandastodobienahiandamos, bla.

- ¿Para cuándo tiene fecha?
- Para el 15 de febrero.
- Ah, ya.
- Sí, ya.
- Qué desastre. ¿Otra persona en el mundo? ¿Es necesario traer otra persona al mundo este de mierda? Qué acto egoísta. ¿Por qué no trata de trascender de otra manera? ¿Por qué no escribe un libro, que no le arruina la vida a nadie?
- Celeste, ¿QUÉ TE PASA?
- Ay, no sé. Tremendo. ¿Vos escuchaste lo que acabo de decir?
- Por eso te digo, ¿vos estás bien?
- Sí... creo.

Después arreglamos para ir a cenar a algún peruano y cortamos.
Y me saqué las chatitas porque mi jefe se fue a ver a Boca y, lerolero, hago lo que quiero.

martes, octubre 27, 2009

Hoy es un día para llegar a casa, prepararme alguna boludez para comer, mirar una película (tengo esperándome una con Adrien Brody desde hace días) y meterme en la cama a escribir pestes en mi cuadernito. Escribir en tinta negra que me siento sola y que tampoco tengo ganas de ninguna compañía; que me debo estar marchitando por dentro porque ni siquiera tengo ganas de llorar, que no lloro desde hace, no sé, mucho tiempo; que mi idea de vacaciones es una bomba atómica que desaparece a la humanidad entera, menos a mí, claro -bueno, capaz que estaría bueno que se quedara Dedé también-; probablemente surja algo de El Innombrable -porque cada vez que me siento para el carajo, automáticamente lo asocio con él-, de cómo se convirtió en un auténtico pelotudo, dejándome sola, sin nadie con quien tener charlas interesantes.

Por lo pronto, me limito a no tener control sobre mi conducta. A rechazar propuestas que en otro momento me habrían parecido fascinantes, a mirar con cara de ojete a cualquiera que se cruce en mi camino y a querer tatuarme entera.
Después de un domingo de amigos en casa, mi cuarto quedó hecho un auténtico chiquero. Una caja de pizza con colillas dentro en el suelo, vasos tirados por ahí, papeles, ropa sobre el puf, ropa sobre el sillón, el colchón de huéspedes convertido en un amasijo de sábanas y zapatos y zapatillas por todos lados.
Me dio paja ordenar ayer a la noche. Me dio paja ordenar hoy a la mañana y cuando salí de la librería me las ingenié para no volver a casa.
Llegué hace un rato y mi hermana estaba checkeando mails en esta misma cama.

"Me iba a poner a ordenar un poco, pero después me acordé de lo de las zapatillas y pensé que mejor no"
"¿Qué zapatillas?"
"¿No te acordás? Cuando éramos más chicas, un día te lavé unas zapatillas y vos te pusiste de las chapas porque las tenías sucias y escritas a propósito"

Cierto, las zapatillas. Unas All Star azul marino que usé desde primer año hasta que se deshicieron en el viaje a Tilcara, tres años después. Mugrientas, rotas, mis zapatillas preferidas -después de las adidas bordó que mi vieja me tiró a la basura después de una vuelta olímpica en la que volví con huevo y mostaza de pies a cabeza- cuando era una adolescente rotosa que usaba sweaters apolillados.
"THE DOORS" tenía escrito en una. "LED ZEPPELIN" en la otra.
Con el loguito y todo.

lunes, octubre 26, 2009

- Ayer se pensaron que eras mi hombre ideal y que tenías la pija grande.
- Presentámela.
- No era mujer.
- ¿Por qué un hombre habló de mi pija?
- No sé por qué, porque tu pija da que hablar.
- Eso es cierto.
- No, bolas, por el blog. Alguien que leyó el blog y pensó eso.
- ¿Y vos qué le dijiste?
- La verdad. Que sos lo más pero que estás lejos del ideal y que la tenés normal.
- La próxima vez que hable de tus tetas voy a decir que son normales. Vas a ver.
- Forro.
- ...
- ...
- ¿Vos te das cuenta?
- ¿Qué?
- Lo nuestro...
- Lo nuestro ¿qué?
- Una cubana emocional.
- Te adoro ¿sabías?
- Obvio.

viernes, octubre 23, 2009

Venís a comer? Te hago pescado
Agus?
...No? Si me dist est num. soy maga
Ah ok disculpa quién seas... Que raro!
Che en serio o me jodes.. Porq me anoto s num diciendo que lo ubico a agus ahi q me traería la ropa del desfile
HOY 07-10 DUPLICA EN TU MOVISTAR Cargas $30 y tenes SESENTA PESOs + 30 SMS
cogemos?
hola cele que hora te puedo llamar a tu casa y decime el nro por favor!
En que andas?
Estoy haciendo caras rola en el bondi con la cancioo d dirtydancing
Celele celele. estas viva?
Dde estás? jaja q paso ayer?
buenas! q peli hablabas con gala? las 2 dcian q estaba muy buena! la quiero ver. saludos
Dale! Te queria contar algo y no es sobre pijas
Pomercio!
Q haces hoy?
Jaja en los de cris aquelarre
jua sos popular
Yo pensaba en un rebenque y el collar de bolitas
Tu saldo esta por agotarse. Recarga HOY tu movistar desde $5 y habla al 50 por ciento de descuento con cualquier otro movistar
Hola. Hoy me quedo con la tia. Mañana voy. Te mando un beso.
no tengo ni un peso
yo te di un libro de diseño?
Salgo a las 11 de la facu. nos vemos?
tengo mi entrada


Es que aparecía en la pantallita que tenía que borrar sms. Y a veces me cuesta desprender.
Si fuera una de "esas", diría que es un poema, o algo así. Pero no, son sms.

miércoles, octubre 21, 2009

Desde los doce años hasta principios del 2007, vagué por casas varias. La de mis padres, mi abuela, mi otra abuela, Ale, Andre, Dedé, Lau, Ani, Ali, otras amigas, chongos, profesor de canto, tíos generosos. Un día acá, otro día allá; nunca dormí más de dos días seguidos en la misma cama, estaba acostumbrada a la mochila con una muda de ropa, a las distintas presiones del agua en las duchas, a despertarme y tardar un rato en saber dónde estaba. Me gustaba esa vida, ser medio nómade, sentir que ningún lugar era mi hogar, porque el hogar era otra cosa, más de adentro, algo que no tenía mucho que ver con un cuarto lleno de pósters o una heladera que dentro tuviera la mermelada del gusto que a uno le gusta. Entonces un día de febrero Nat me llamó y me ofreció el cuartito de arriba de la casa, acepté inmediatamente; planeé mi mudanza para el 21 de Marzo, el día que empezaba Aries -porque sí, yo hago esas cosas, calculo tránsitos planetarios antes de hacer las cosas-. Durante los primeros 4 meses no tuve muebles. Una cama prestada que me hacía retorcer de dolor, la repisa con los libros y nada más, todo en el suelo. Es difícil armar un espacio propio después de tantos años de andar vagando por ahì; pero en Julio me traje unos muebles de la casa matriz y me compré un colchón, empecé a habitar esa miniatura de cuarto. En Agosto La Secretaria se mudó, se vino Flor y la convivencia se hizo más tangible. Ver pelis las tres juntas, salir y compartir el taxi de vuelta, prepararles cenas, aprovechar las primeras noches de la primavera para tomar fernet con coca en la terraza. Un romance, eso tuve con mis roomates durante más o menos un año y medio, un romance también con la casa, empezar a apropiarme de un espacio me hizo ver que no todo era tan Acuariano como yo pensaba, que sólo se trataba de que lo creara yo.
En Marzo de este año se fue Flor y llegó Ani, su hermana. Por otro lado, Nat noviando amenazaba con que no iba a renovar contrato otra vez. La casa se oscureció, la abandonamos. Poca comunicación, poca dedicación, poca atención. Fueron meses raros, de estar mucho en lo de Dedé, de no querer volver a casa, de saber que había que tomar una decisión: mudarme para abajo o no, renovar contrato o no, saber quién se mudaría y de dónde carajo iba a aparecer una garantía. Resumiendo, me mudé al mejor cuarto de la casa, se renovó contrato a mi nombre, la garantía la pusieron mis abuelos y se vino Genève.
El torbellino Genève nos cambió la existencia. La casa está divina, da gusto llegar y colgar las llaves del ganchito. La convivencia vuelve a tomar forma de affair y es prácticamente imposible hacerme dormir fuera de casa. No me dan ganas de salir, mi cuarto es mi santuario. Plutón, el gato más bello, y mi hermana como invitada permanente no hacen más que sumar.
Todo esto para justificar que cuando salga de la librería en un rato, me voy a meter en un bazar bien grande y me voy a gastar la plata que no tengo en pelotudeces. Un coso para cortar ajo, por ejemplo.

martes, octubre 20, 2009

¿Se tira la casa por la ventana y no se para hasta que a los vecinos mala onda se les ocurra tirar huevos por la medianera? (based on true events) ¿Se pide a todo el mundo que invite a sus amigos hombres incluso corriendo el riesgo de que la casa se convierta en un desfile de bananas? ¿Se invita a todos los chongos aun sabiendo que hay que elegir a uno solo para terminar la noche? ¿Se decide por el clásico "nos juntamos los de siempre" y se te termina filmando a la agasajada chupando una pija de exquisito chocolate orgánico mientras alguien le vuelca leche de un sachet en la boca? (oh, sí, basado en hechos reales) ¿Se recibe a los invitados con comida o se trata de dedicarse a beber exclusivamente? ¿Vestido o pollera? ¿Tacos o comodidad? ¿Gin Tonic o Campari a morir? ¿Machaco a todo el mundo con Le Tigre y FNM o los dejo elegir qué escuchar? ¿Se invita o no a viejos compañeros de trabajo? ¿Asado de mediodía o bacanal nocturna? ¿Brownie de porro o del normal? ¿Cheesecake o chocotorta? ¿Veintisiete velas o una sola con forma de signo de interrogación? ¿Tambores y charango o pop careta de los 80's? ¿Karaoke? ¿Disfraces? ¿Bebida en mano o apelo a mi generosidad?
¿Qué hacer?
¡Oh!
¿Qué hacer?

lunes, octubre 19, 2009

Yo sabía, lo supe en el momento en que, después de haberme tentado con el 2x1, llegué a la caja y desembolsé la plata. Saqué los billetes y estuve a punto de echarme atrás, de decirle al cajero "¿sabés qué? mejor dejo esto y llevo el resto". Pero no, porque quise creer que las supersticiones -o el pensamiento neurótico compulsivo, que para el caso es lo mismo- no tenían lugar en mi vida. Garrafal error.
Compré 2x1 de forros.
No voy a volver a coger hasta el 2011.
Que Dios me ampare.

viernes, octubre 16, 2009

Mandé a mi hermana -que está temporariamente viviendo en el cuarto de arriba de todo- a dormir y me traje una cuchara con dulce de leche de la cocina. Me metí en la cama, no le hice caso al manual de la notebook y me la puse sobre el regazo. Al rato, ya había empezado con mis cálculos; al lado, en el piso, los apuntes de numerología y la tablita para sacar lunas. Un papelucho cualquiera en la mano y el lápiz en la boca mientras trataba de decir en voz alta "no te la puedo creer ¿Luna en Piscis? mecacho". Debe haber sonado más como "o e a ueo eerr ¿funa e pifif? ecasho", menos mal que nadie me estaba escuchando.
Entonces hice un bollo con el papel, me saqué el lápiz de la boca, guardé el libro con las tablas para sacar la luna y empecé a sacudir la cabeza como hace mi abuela cada vez que no puede entender cómo es que esté pasando una determinada cosa.
Estuve tentada de agarrar las cartas. Y el I Ching. Y hasta de llamar a mi mamá. Pero a veces sé contenerme.

Y pensar que hay gente que va por la vida sin saber dónde tiene la luna la gente que quiere y tiene cerca ¿cómo hacen?

jueves, octubre 15, 2009

Salí temprano de la librerìa, corrí el 36 y terminé Las Partículas Elementales. Empecé La Partícula Divina -porque parece que la física vuelve con todo, una vez más- y me bajé en Rivadavia. Paré para comprar unas supremas y paré de vuelta para llevarme unas paltas, zapallitos y una cabeza de ajo.
En casa no había nadie y me puse contenta. A veces me gusta llegar y que no haya nadie. Abrí un Malbec que había quedado del fin de semana, lavé los platos, le di de comer a Plutón y me comí media palta con oliva y sal.
Corté las supremas en cubos y las puse en la sartén con aceite. Mientras, una radio cualquiera sonando y yo cantando a los gritos. Después, cebolla, ajo, zapallito, morrón y berenjena. Aparte, un arroz con curry. A los cuarenta minutos, estaba con la bandeja en la cama, mirando Lie to Me, de lo más feliz.
De postre, una galletita de limón y un baño bien caliente, casi eterno.
Después de la 1, sonó el teléfono; en 4 horas se me llenó el cuarto de humo, entre sahumerios y puchos.
Colgué el teléfono, me metí toda debajo de las colchas, puteé por los pajaritos que ya empezaban a cantar, miré para arriba pensando "no te lo puedo creer, tanto que pedí y justo ahora me lo mandás" y sonreí. Un rato después, estaba durmiendo.

miércoles, octubre 14, 2009

Si tengo que contestar, así, rápido, casi sin pensar, debo reconocer que lo que más extraño de salir con alguien es el hecho de cocinarle al muchacho en cuestión. Será porque me crió mi abuela, que en vez de darte un abrazo te da $50 o te hace un estofado, o no, capaz es porque cocinar es una de las cosas que más disfruto y me gusta compartir el resultado de ese placer con otro. No importa el porqué, lo bueno es que siempre ha salido bastante bien. Salvo cuando se me quemó apenas el guiso de lentejas, o cuando le quemé una fuente a El Innombrable haciendo un pastel de papas; pero esos son gajes del oficio. No sé si es verdad eso de "a los hombres los comprás con el estómago", lo que sí es verdad es que un hombre que me gusta diciendo "qué rico que está esto, Cel" me acelera el pulso y hace que quiera saltearme el postre. Muy narcisa, sí, ya sé; es lo que hay.

Por eso, yo quiero un chico que se siente a la mesa con una sonrisa, esperando ansioso mi goulash; que me sirva Campari con naranja y me dé charla mientras preparo una pasta de berenjenas ahumadas; que me halague los estofados pasándole pancito al plato; que esté dispuesto a experimentar, que no se espante si digo "puré de lentejas con canela" (cortesía de Vic); que entienda que cocinarle es una demostración de afecto, que salí a mi abuela, que no abrazo ni soy cariñosa, pero hago un carré de cerdo a la miel que es una locura.


Por mientras, tengo a Ani, Gen y, ocasionalmente, a Lau de comensales. Que no es poco. No es poco.

martes, octubre 13, 2009

- Boluuuuuuuda, ¿qué onda el colombiano?
- Bleh...
- Pero ¿la pasaste bien?
- No sé, sí, calculo.
- Es un buena onda.
- Sí.
- ...
- Ay, no. Me acabo de acordar de algo terrible.
- ¿Qué?
- Me puse a llorar. Estábamos garchando, le dije que parase, me di media vuelta y me puse a llorar. Poquito, pero igual, ¡yo no lloro delante de la gente!
- Bueeeeno, es que estabas borracha.
- Yo no lloro delante de la gente que no conozco. Ni borracha.
- Le voy a pasar tu mail.
- Que ni se te pase por la cabeza, Genève. Dijo la frase "te hago el amor".

Después (de haber atravesado la resaca del año) Tacho -vía msn- me dijo que no es para tanto, que si me tomara estas cosas con mayor libertad, no me ahogaría en un vaso de agua. Pero eso es porque él es un buenaonda y siempre me dice cosas para que me sienta mejor. Igual, tiene razón.
Por lo pronto, no más llantos sorpresivos delante de caribeños. Que te traten de consolar con acento es de lo más desconcertante.
Por lo pronto también, ir dándome cuenta de un par de cosas. Por ejemplo, que eso que un día había escrito en la pared, "el único refugio es la ausencia de refugio", es muy cierto.

domingo, octubre 11, 2009

Abril de 1999. Cel y Ale -alumnas de 4to 4ta de una sobrevalorada institución e inseparables amigas- están sentadas en la segunda fila, a la derecha. Se sientan adelante porque saben que durante los exámenes los profesores siempre piensan que los que se copian se sientan atrás.
Clase de lógica con la temidísima profesora que todos odian. Esa que pone un 1 si no se entrega la tarea, la que acusa a sus alumnos de nihilistas incapaces de aprender lo que es un razonamiento válido.

- Boluda, ¿viste que dicen que el mundo se acaba en Mayo?
- Cualquiera. Dejá de hablar boludeces.
- No sé, mirá si se termina en serio...
- No se va a acabar el mundo, Cele.
- ¿¿¿¿Mirá si se acaba el mundo y seguimos siendo vírgenes????
- ¡Tenés razón!

A los pocos meses, Ale estaba preparando el recuperatorio de lógica para rendir en Agosto y ya había garchado.
¿Yo?
Yo aprobé con 7.
Gracias por preguntar.

viernes, octubre 09, 2009

La gente entrá acá y pregunta si tengo tal o cual libro. Después de la pregunta, se arma en mi cabeza una especie de diagrama de árbol. Si el libro es relativamente nuevo o muy buscado, probablemente no esté en usados; si no está en usados, tiene que estar entre los nuevos; si está entre los nuevos y es traducido, está en la estantería de la izquierda, si es de habla hispana, en la de la derecha. O bien, es usado. O bien, está en vidriera. O bien, es de bolsillo y está en la estantería de la punta.
Luego, respondo. "Sí, lo tenemos" o "No, no lo tenemos" o "En este momento no lo tenemos, pero te lo puedo conseguir para dentro de dos días".
En general, ni me paro. Sé dónde está cada libro, si es que está. Después de ordenar alfabéticamente toda una puta librería, una se aprende qué hay dentro.
Entonces, a la próxima pelotuda que me ponga cara de sobradora después de un "No, no lo tenemos" y me elogie sarcásticamente la buena memoria porque no puede entender que le diga que no hay un libro sin tener la necesidad de levantarme de la silla -porque estoy absolutamente segura de que el libro no está, sino, obviamente, me paro y me fijo-, le voy a pegar una patada en el orto que va a aterrizar en la plaza de la esquina.

jueves, octubre 08, 2009

Me hice amiga de Dedé hace 8 años más o menos. Había sido compañera de Ani en el secundario y aparecía en alguna que otra reunión de vez en cuando; nunca hablábamos, yo la miraba desde lejos y pensaba "qué mina personaje". Todo cambió una noche en The Roxy -lugar obligado de cada sábado desde que terminamos el secundario hasta que nos aburrimos-, sentadas en el patio, fumando un cigarrillo tras otro. Hablamos durante horas de fenómenos paranormales y astrología. Desde ahí, amigas, a veces hasta casi inseparables. Además de los planetas, las casas y los tránsitos astrológicos, nos unieron las maratones gastronómicas. Ella se mudaba cada seis meses, y en cada lugar que hacía nido, conseguíamos las coordenadas de alguna buena parrilla; incluso compusimos el hit "Me gusta tu chinchula" -cuya letra repetía el título de la canción una y otra vez, eso sí, la melodía era de lo más pegadiza-.
Cada tanto, alguna de las dos decidía dejar la carne por un tiempo, pero el amor es más fuerte, siempre volvíamos. Legendarias eran las noches de sábado de 2004. Parrillada para dos, hachís, Pop City y seguir hasta el desayuno del domingo, completamente ebrias.
La tragedia ocurrió en el verano de 2007. Ella vio una película sobre los mataderos no sé dónde y lo que empezó como un "me parece que voy a dejar de comer carne" se convirtió en un vegetarianismo de lo más disciplinado que dura hasta ahora. No más parrilla, no más. Una pena.
Y sí, a veces hacemos canelones o ella prepara unos brownies que enloquecerían a cualquiera.
Pero no es lo mismo.

miércoles, octubre 07, 2009

Y si estaba medio triste porque después de años había conocido a alguien que más o menos me cerraba -mentira, no me cerraba un carajo; pero, vamos, nunca nadie me cierra hasta pasado mucho tiempo-, me gustaba y me caía bien y resulta que al flaco le pintó borrarse de un día para el otro, mi padre, sin quererlo, me ayudó a sobreponerme.

- Tomá, no lo terminé.
- ¿No te gustó?
- No. No me gustó ni un poco. No sé cómo hacés para leer las cosas estas, vos.
- ¿Por? ¿Qué tiene?
- Nada, dejá.
- Pero ¿qué es lo tan terrible?
- De terrible no tiene nada. Eso sí, ahora entiendo por qué te vas poniendo cada vez más cínica.

Entonces llegué a casa y me puse a leer por segunda vez Las Partículas Elementales.
Santo remedio.

(Todavía estoy blandita, no estoy como para enfrentarme a las cosas, por ahora pruebo con esto del escepticismo a ver qué tal sale)

martes, octubre 06, 2009

- ¿Y Fulano?
- Desaparecido en acción.
- ¿Sí?
- Seh.
- La era de Acuario.

Y no dijo más nada al respecto. A veces mi madre sí sabe cómo comportarse.

lunes, octubre 05, 2009

Mi jefe me pone un libro sobre el monitor y me dice "tomá, publicá este también". Los hombres son de Marte, las mujeres son de Venus. Lo hojeo, paso las páginas, pispeo, capaz el libro éste es un compendio lleno de sabiduría. Bueno, no. Dice que los hombres se sienten fuertes cuando se sienten necesitados. Bullshit. Bah, yo qué sé. De veras, qué es lo que sé yo acerca de estas cosas; nada, sé nada. Ya cerré el libro, pero me angustio igual. Me angustia que existan estos libros, que se impriman 65 ediciones, que millones de mujeres vayan en subtes, bondis, aviones y trenes tratando de entender a los tipos. También me angustia ser yo una de ellas. Me rompe las pelotas encontrarme en esta situación de incertidumbre absoluta, de no saber qué pasó, de sentirme tan vulnerable al antojo ajeno (aunque esto último no tenga que ver con la cuestión de géneros). Trato de aplicar el sabio "no está interesado, dejá de enroscarte" y durante un rato funciona, el ego se me marchita un poco, me saco el esmalte de uñas, me quedo toda la noche del sábado y la tarde del domingo mirando películas, y pareciera que está todo bien, pero después, cuando menos lo espero, pumba, me enojo. Me enoja tener que interpretar a partir del silencio del otro, me indigna la falta de respeto, y, por sobre todas las cosas, me amarga estar preocupada por estas cuestiones. Me siento una de esas pelotudas que usan carteras diminutas y después meten todo lo que no les entra en una bolsa de cartón de 47 street. Aunque algo me dice que a esas subnormales no les pasan estas cosas. Me enerva que el hecho de recibir o no recibir un llamado ocupe mi tiempo y energía, me enfurece estar esperando algo que ni siquiera sé si quiero o no. Estoy podrida de desear el deseo del otro. Que Hegel, Lacan, el amo, el esclavo y la puta dialéctica se vayan a la puta que los parió, pienso.
Entonces dejo a un costado el de las mujeres de acá y los hombres de más allá y leo la contratapa de uno de Saul Bellow; casi que me olvido de todo el asunto. Hasta que. Hasta que recuerdo que hoy a la noche tengo que ir a cenar a la casa de mis viejos. Atragantado el bife me va a quedar cuando mi madre, con su mejos sonrisa y la mejor onda, pregunte por fulano.
Acá tenés una tuca, a ver si te cambia el humor. Eso me dijo mi jefa de los sábados cuando nos despedimos en la esquina de Charcas, mientras me agarraba la mano y me ponía un bollito de papel en la palma. Así de amargada estaba, así de intolerante. A la hora, estaba en la cama pelando un kiwi y mirando unos capítulos de The Big Bang Theory, de un humor inmejorable. Después de una palta pisada con sal y limón, me puse Tideland y para cuando la cosa se estaba volviendo demasiado angustiante, llamé a Dedé, que estaba en su casa con Lau. Después de maravillarme con la tecnología del cableado telefónico, pasamos a lo importante. Que las mujeres de Venus, que los hombres de algún lugar horrible y remoto, inaccesible. Que hay que saber cuáles son las armas de seducción y a veces hacerse un poco la pelotuda, un poco nomás. El concepto de "el padre de" y la perversa venganza del útero frente a la falta de concepción. Esas charlas que se tienen un sábado a la noche, no importa si es en persona o por teléfono.
Después de doce horas de sueño y aventuras oníricas de lo más interesantes, más películas. Muchas, todas las que se pudieron; hasta que llegó la tormenta. Ahí apagué todo, me metí debajo de las sábanas y me quedé escuchando hasta quedarme dormida.

sábado, octubre 03, 2009

Genève medio mal de la panza, yo haciendo una especie de ayuno; las dos enojadísimas por la ausencia de respuesta de dos sujetos en particular y muy cansadas, muy. Después de la travesía que implica tomarse el puto 36 y sabiendo que no quedaba otra más que pasar la noche en casa comiendo verdura, pasamos por el videoclub con una clara consigna: una comedia, bien boluda, que no nos haga pensar demasiado, en lo posible romántica.
Qué problema tratar de ver una película conmigo. Ya me vi casi todo, o por lo menos casi todo lo que entra dentro de mi estilo. Entonces ahí estábamos, cada vez que ella me señalaba una, yo negaba, diciendo "ya la vi" o "no no, esa no". Yo no sé si fue el hambre o qué, pero por algún misterioso motivo, nos pareció una buena idea elegir una argentina. La de Celeste Cid con Marrale. Me chupa un huevo ser cerrada y blabla, odio el (nuevo) cine argentino -salvo contadas excepciones, claro está-, me aburre, está lleno de lugares comunes, se le huele la pretensión a la legua, pretende ser íntimo y cercano cuando sólo logra alejar(me). No sé si me explico. Y esta peli no era la excepción, todos los clichés posibles, los personajes mal delineados, el conflicto que se avista desde el primer minuto, la resolución traída de los pelos, la estética trilladísima, la falta de gracia, ay, me acuerdo y me indigno.
Cuando había pasado una hora, Gen se levantó y se fue a dormir. Yo me fumé lo que quedaba del porro que habíamos empezado antes y traté de evadirme hasta el final de la tortura. Cuando empezaron los créditos me acordé que el director era amigo de El Innombrable. Èl lo admiraba. Me fui a dormir con una sonrisa sobradora en la boca. Y no tuve sueños.

viernes, octubre 02, 2009

Hace como diez años fue. Nos habíamos ido de campamento a... a no me acuerdo, algún lugar del interior de Buenos Aires. Había gente de la tarde y de la noche, mucha gente; los de la mañana nunca se prendían. Durante el viaje de ida nadie habló con nadie que no fuera de su grupo, para cuando llegó la noche del día que llegamos, andábamos todos como chanchos. La clave fue ir todos juntos al supermercado. Una botella de vodka salía tres pesos. Tres pesos. Qué lindo 1999, cuando teníamos 16 y el hígado nos permitía todo tipo de desacatos.
Después de incontables toc-toc (asco), y de andar probando de picos de botellas de diversos licores (ascoascoascoasco), me senté en una hamaca y me quedé enroscando mi pañuelo de brillitos celeste (asco) hasta que vino una chica. Me preguntó cómo me llamaba; "Vos no tenés cara de Celeste, tenés cara de Daniela", me dijo. Durante un tiempito la gente me llamó Daniela, después se les pasó.

Ah, porque la chica esa que se me acercó esa noche se acaba de parar frente a la vidriera, por eso.

jueves, octubre 01, 2009

Necesito con urgencia un amigo hombre. Que sea sólo eso, amigo. Estoy hecha una cosmogólica que no sabe qué carajo hacer con respecto a ciertas cosas y sé que una fraternal opinión masculina me aclararía muchísimo el panorama. Pero claro, recién miraba mi messenger y resulta que si nos fijamos en los hombres enlistados resulta que
- me revolqué con un altísimo porcentaje.
- me revolcaría con el mínimo porcentaje con el que todavía no me he revolcado
- me gustan todos

De veras.
Un amigo.
Hombre, divertido y dispuesto a dar consejo.