viernes, octubre 30, 2009

Me llamó apenas salí de la librería. Él estaba en el subte, línea D, casi llegando a Scalabrini Ortiz, así que quedamos en que se bajaba y nos encontrábamos en Julián Álvarez y Santa fe. Llegó mientras yo miraba sábanas y almohadones en una vidriera, me abrazó, me sonrió y, pumba, ya me tenía de vuelta en la palma de su mano. Porque cuando sonríe, sonríe con toda la cara. Y cuando abraza, abraza con todo el cuerpo. Caminamos hasta que me preguntó para qué lado estábamos yendo.

"A casa".

"Ah, no, yo no puedo, tengo un rato solamente, ¿vamos a tomar un café?".





Yo no tomo café. (No entremos en el debate, por favor. Tomo café con leche, a veces, o café turco, a veces, o café helado con un poco de limón, en verano. Y basta)

Y menos tomo café cuando se suponía que íbamos a ir a mi casa a cogernos como posesos. Ante la desilusión, estoy más para un whisky con hielo que para café.



Él se pidió el bendito café, yo un té, de peperina.

Y mientras trataba de mantener mi postura de superada que sólo deseaba una sola cosa de él, él fue desatornillándome, se encargó de desarmar con frases simples cada uno de mis argumentos. Me tapó la boca. Me dejó sin réplica. Un aplauso para él.



Después nos tomamos juntos el 141, él se bajó en Villa Crespo y yo lo seguí con la mirada hasta que el colectivo siguió por Ángel Gallardo hasta alejarse. Ahí me di cuenta, quería tenerlo cerca.

Y por eso nos tenemos cerca, porque yo lo miro mientras se va y porque él se ríe de mis excentricidades; a pesar de lo adverso de la circunstancias. A pesar de saber que no siempre se puede, que en general hay más tiempo para un té que para un par de rounds de sexo contra el piano.



Entonces, cuando alguien pregunta por él, yo digo que es un amigo, porque ¿para qué enredarme en explicaciones que no me van a entender?

Pero cuando está sentado en mi cama y habla de algo interesante y yo no me puedo concentrar porque le miro la boca como una colegiala lela, y me apoya el índice en la nariz y me dice que le preste atención, que no sea dispersa, que ya me va a partir en cuatro, que tenga paciencia, ahí es cuando yo me enredo en explicaciones que no puedo hacerme entender. Es probable que nunca las entienda. Eso es lo mejor de todo el asunto.

5 comentarios:

nadie dijo...

te sacaron la ficha corazon. saben que te gusta dominadores

es facil!

Cel dijo...

Tacho: ¿es fácil sacarme la ficha o es fácil darse cuenta de lo obvio, que me gustan los dominadores?
no contestes, querido, sabemos que la respuesta a ambas es "sì".

lali balbi dijo...

te bailó ese muchacho te bailó

Cel dijo...

la secretaria, un reguetón, secre, me perreó de lo lindo.

lali balbi dijo...

jajajajjaa, menealo