jueves, octubre 29, 2009

La botella de agua sobre el mostrador, una galleta de arroz -salada- en la mano y marco el número de Lau.
Hablo un ratito con la madre y después me pasa con ella. Comoandastodobienahiandamos, bla.

- ¿Para cuándo tiene fecha?
- Para el 15 de febrero.
- Ah, ya.
- Sí, ya.
- Qué desastre. ¿Otra persona en el mundo? ¿Es necesario traer otra persona al mundo este de mierda? Qué acto egoísta. ¿Por qué no trata de trascender de otra manera? ¿Por qué no escribe un libro, que no le arruina la vida a nadie?
- Celeste, ¿QUÉ TE PASA?
- Ay, no sé. Tremendo. ¿Vos escuchaste lo que acabo de decir?
- Por eso te digo, ¿vos estás bien?
- Sí... creo.

Después arreglamos para ir a cenar a algún peruano y cortamos.
Y me saqué las chatitas porque mi jefe se fue a ver a Boca y, lerolero, hago lo que quiero.

2 comentarios:

Ale dijo...

Tener un hijo es un acto egoista? Que buena pregunta...

Cel dijo...

Según mi profesor del seminario de sexualidad cuando cursé Psicoanálisis-Freud, sí. La búsqueda de un hijo, era la búsqueda del falo perdido.
El otro punto de vista -el que yo apliqué cuando empecé a despotricar contra la embarazada en cuestión- también dice que sí, que pasa por el deseo de trascender a toda costa, de dejar algo, una huella, una vez que ya no estemos en este mundo.