viernes, octubre 16, 2009

Mandé a mi hermana -que está temporariamente viviendo en el cuarto de arriba de todo- a dormir y me traje una cuchara con dulce de leche de la cocina. Me metí en la cama, no le hice caso al manual de la notebook y me la puse sobre el regazo. Al rato, ya había empezado con mis cálculos; al lado, en el piso, los apuntes de numerología y la tablita para sacar lunas. Un papelucho cualquiera en la mano y el lápiz en la boca mientras trataba de decir en voz alta "no te la puedo creer ¿Luna en Piscis? mecacho". Debe haber sonado más como "o e a ueo eerr ¿funa e pifif? ecasho", menos mal que nadie me estaba escuchando.
Entonces hice un bollo con el papel, me saqué el lápiz de la boca, guardé el libro con las tablas para sacar la luna y empecé a sacudir la cabeza como hace mi abuela cada vez que no puede entender cómo es que esté pasando una determinada cosa.
Estuve tentada de agarrar las cartas. Y el I Ching. Y hasta de llamar a mi mamá. Pero a veces sé contenerme.

Y pensar que hay gente que va por la vida sin saber dónde tiene la luna la gente que quiere y tiene cerca ¿cómo hacen?

2 comentarios:

lali balbi dijo...

oh cel!!! como extraño eso!!! ese delicado estudio de la gente!!!si, la luna: la luna te lodice tan clarito o tu secreto ascendente en piscis...me emociona
que sea un reencuentro peronista!
besote

Cel dijo...

la secretaria: Es que en San Perón suceden milagros inesperdos.
Un abrazo fuerte!