miércoles, octubre 07, 2009

Y si estaba medio triste porque después de años había conocido a alguien que más o menos me cerraba -mentira, no me cerraba un carajo; pero, vamos, nunca nadie me cierra hasta pasado mucho tiempo-, me gustaba y me caía bien y resulta que al flaco le pintó borrarse de un día para el otro, mi padre, sin quererlo, me ayudó a sobreponerme.

- Tomá, no lo terminé.
- ¿No te gustó?
- No. No me gustó ni un poco. No sé cómo hacés para leer las cosas estas, vos.
- ¿Por? ¿Qué tiene?
- Nada, dejá.
- Pero ¿qué es lo tan terrible?
- De terrible no tiene nada. Eso sí, ahora entiendo por qué te vas poniendo cada vez más cínica.

Entonces llegué a casa y me puse a leer por segunda vez Las Partículas Elementales.
Santo remedio.

(Todavía estoy blandita, no estoy como para enfrentarme a las cosas, por ahora pruebo con esto del escepticismo a ver qué tal sale)

3 comentarios:

magenta dijo...

A lo mejor mi comentario es demasiado obvio pero que pues, le llamaste tu? o los terminos quedaron explicitos para que él te llamara?

Soria dijo...

yo siempre pensé que madurar es hacerse cínico. los buenos libros son honestos e inmisericordiosos. para la compasión tenemos suficiente con nuestras mentiras de todos los días, constantes, flexibles...

Cel dijo...

ger: Seh, es probable que vuelva, pero yo ya estoy en cínica mode, no es lo mismo.

magenta: yo establecí el último contacto, mostrando interés. le dejé la pelota de su lado. me dejó sola en la cancha. bu.

Soria: ¿De veras te parece que madurar es hacerse cínico? No estoy de acuerdo. A lo sumo, tendrá que ver con envejecer, que es otra cosa.