miércoles, diciembre 23, 2009

Ayer, mientras Ita me hacía entrega de mis flores de Bach y yo le hacía un bailecito ridículo en el que bamboleaba el escote y cantaba algo así como "soy sexy" o andá a saber qué, Dedé interpelaba a su madre. "Las hiciste vos ¿no?" "¿Les pusiste brandy?" "Le deberías haber puesto más, es poco" "¿Pusiste primero el brandy, despuès las flores y despuès el agua?". Ita contestaba entre desganada e indignada y yo ya me estaba clavando las últimas cuatro gotitas del día, de lo más feliz y confiada.
Yo no sé si serán las gotas estas que me prepara Ita, si es Gershwin que suena a mi espalda, o qué, pero la paz y la comodidad que vengo sintiendo en estas últimas semanas es algo que no termino de entender del todo. Una sensibilidad que no incomoda, una tolerancia al fracaso que va en aumento, un abandono del cinismo que hasta me asusta. Noté, incluso, que me está cambiando la manera de hablar. Muy twilight zone emocional.

Menos plata, tengo todo lo que necesito.
A quién engaño, coger no vendría nada mal.

2 comentarios:

Cátedra dijo...

coger está sobrevalorado

ANITASI dijo...

El modo de hablar del qué hablamos ¿no será raro? Que no se te pegue el de la librería, es menos imperdonable que un chico te diga mal una palabra.

JAJAJ
BESO
POLOLA