lunes, diciembre 28, 2009

Últimamente no sé si tomarme un diclofenac con relajante antes de irme a dormir para no soñar o dejar que mi vida onírica siga su rutina perturbadora.
A veces está bueno, como cuando tengo una especie de sueño lúcido y empieza a pasar lo que a mí se me canta, o como esa vez hace unas semanas, en las que soñé que me metía en un sueño ajeno, bien a lo Freddy.
Otras, es un garrón. Como ayer, que me desperté de lo más contenta porque pensé que había vuelto con el muchacho ese con el que la pasaba bastante bien; claro que a los cinco segundos cai en la realidad de mi soledad y me pasé el domingo entero en un estado de semi angustia. O como hace un rato, que soñé que iba a hacer no sé qué trámite del CBC de Ciencia Política y me terminaba garchando al del departamento de alumnos que era un canoso de mirada seductora, casi cincuentón; y podrán decir que está bueno soñar que se garcha, y yo les digo que no siempre. Es como si mi inconsciente me estuviera piqueteando el descanso.

Cuando éramos adolescentes, no sé cuál de mis amigas decía que:
si soñás con comida, necesitás sexo.
si soñás con sexo, necesitás amor.

Claro que después me metí a estudiar psicología y me explicaron bien clarito que todas esas interpretaciones pedorras eran parte de la cultura popular y que poco tenían que ver con los sinuosos e inquietantes mecanismos de expresión del inconsciente. Y yo a ese profesor le creía todo, porque era alto, con una espalda enorme, sabía que le gustaba a todas sus alumnitas y agarraba el micrófono con una soltura de rockstar.

Apuesto mi ventilador a que esta noche sueño con asado de tira.

3 comentarios:

ene dijo...

Entonces el deseo para este 2010 es que haya algun buen samaritano con un buen cuchillo?

Cel dijo...

ene: no lo podrías haber dicho de mejor manera. keyword: a-fi-la-do.

Ale dijo...

Nada de pastillitas. Hacele caso a Nicole, que es sabia y dice "Dejame soñar..."