martes, julio 13, 2010

El tipo me dejó el día que empezaba el invierno. ¿Existe algo más cruel que dejar a una novia el mismo puto día que empieza el invierno? Yo ya andaba de tapado y polera, me acuerdo porque salí de la casa hecha una furia y trataba de embocar los brazos en las mangas del abrigo mientras le decía "no me persigas, Tomás, si me vas a perseguir por la calle es porque te dan ganas de agarrarme, pedirme perdón, arreglarnos y todos felices, ¿tenés ganas de agarrarme, pedirme perdón, arreglarnos y todos felices?". Claro que no me contestó, incluso se quedó parado, mirándome; así que yo terminé de ponerme el saco, doblé en Roosevelt para el lado de Cabildo y llamé a Nico, a mi mamá y a Flor, sin poder parar de llorar, sin darme cuenta de que el rimmel se me chorreaba por las mejillas.
Ese fue mi primer invierno viviendo sola -o mejor dicho, lejos de la familia-. No tenía muebles, la cama que usaba era de La Secretaria y me olvidaba siempre de comprar una estufa o caloventor. Y yo solita, en ese cuarto de 2 x 2, con una repisa llena de libros, la ropa todavía en bolsos y recién abandonada. El tipo más lindo y tierno del mundo me había dejado de un día para el otro y yo no tenía ni una estufa. Entraba en calor con cabernet y chocolate; miraba una comedia romántica tras otra para castigarme. La primera semana de julio le pedí muebles a mi mamá; para la segunda, ya tenía caloventor y Nico venía una vez por semana. En agosto me compré el sommier, LlaveInglesa volvió a aparecer después de un año y se mudó Flor. La primavera que le siguió a ese invierno extraño, la del 2007, fue perfecta.

El invierno se sufre en San Ireneo. Ir al baño es una tortura, despertarse con sed en el medio de la noche es trágico, salir de ducharse, un suplicio. Es una casa para primavera y verano, no hay vuelta que darle. Julio y agosto son para acovacharse cada una en su cuarto y salir sólo para lo indispensable.
Hoy cuando tuve que salir de la cama sufrí. Sufrí por el frío, pero más que nada porque, como un deja vu de sentimientos, volví a sentir esa cosa desgarradora de hace tres julios. Eso que me hace pensar que la única constante es la soledad y que más vale que me vaya acostumbrando.
Extrañé levantarme abrazada a alguien, así que opté por estrujar a Plutòn y esperar a que llegue la primavera.

5 comentarios:

lali balbi dijo...

oiiiiiiii cel de mi vida, es verdad ¡pobrecita usaste esa cama llena de revistas pronto y paparazzis bajo el colchón!

pero te digo algo mágico: en agosto cambia la suerte y cae la noche tropical, te prometo

Cel dijo...

Secre mía, nunca dejaré de agradecer que estuviera esa cama, por más que por las noches vinieran los humos de las revistas de chimentos a inmiscuirse en mi vida onírica.
agosto siempre fue un buen mes, le tengo fe.

Mariana dijo...

La primavera SIEMPRE llega, Cel.
Confieso ruborizada que ya un poco la huelo, entre neblinas y heladas de julio.

La Criatura dijo...

cel, ¡estas hecha una emo invernal!

¡arriba mujer que todavía quedan dos meses de frío!

caliéntese con lo que tenga a mano y baile, usted baile.

Cel dijo...

Mariana, lo sé, lo sé, no nos ruboricemos. Yo también la siento.

Criatura, querido, no te da una idea de lo emo que puedo llegar a ser...
pero sí, por lo pronto, bailo.