sábado, noviembre 28, 2009

Pero estás linda, eh, no sé qué hiciste. Eso me dijo mi madre ayer a la noche, lo que me hace pensar que cada vez que me dijo que estaba linda durante los últimos veinte años, había mentido descaradamente. Igual, mi madre sólo halaga lo intelectual, qué inteligente está chica, pero qué perspicaz, esas cosas. De todos modos, poco me importa, ya entendí, finalmente, cómo viene la onda del matriarcado este.
Después, a coro, mi tía y mi madre me preguntan si tal chica que cantó hace un rato es normal. Usan la palabra normal (no me andan las comillas, así que pueden imaginarlas donde quieran) y a mí me dan como náuseas y las acuso de intolerantes. Aunque por otro lado sé que no lo hacen con maldad, es que a todas nosotras -digo, a las mujeres de mi familia- nos causa muchísima curiosidad cualquier mujer con aguda, aniñada, que tenga actitud de maestra jardinera, nos resultan bichos raros. ¿cómo sobreviven esas mujeres? ¿cómo lo soportan? ¿dónde compraron tanta dulzura? ¿nunca ponen los puntos? ¿sus madres también eran así o son mutaciones genéticas? ¿existe el gen maestra-jardinera? Eso sí, sabemos diferenciar perfectamente a esa clase delicada y hasta frágil de las amenazantes mosquitas muertas. Y si alguien dice que el instinto femenino no existe, este radar es una clara prueba de que sí, existe y es útil.
Después, mucho de *vos fuiste la mejor* (y uso los ** a modo de comillas, un poco en homenaje a lola y a toda la generación blogger 4, otro poco porque necesito puntuar) y a mí que me rompe las pelotas. Primero, porque mi familia tiene la necesidad superlativizarlo todo y es al pedo; pero ¿para qué saltar desubicada? ¿de qué serviría decirles que no importa ser la mejor, la del medio, o la peor si al final de cuentas nunca termino de hacer nada? realmente es importante cantar mejor que cinco otras pibas cuando apenas llego a pagar el alquiler por hacerme la rebelde anti-multinacional y estoy a punto de empezar mi cuarta carrera? Segundo, porque si después de años de estudiar canto no me salía algo medianamente decente, cerraba mi boca de aquí a la eternidad. Tercero, que a mí la opinión que más me interesa en estos asuntos, es la de mi padre; y el me dijo que le había gustado mucho y yo ya soy feliz con eso.

Apoyé la cabeza en la almohada sintiéndome satisfecha. Convencida de que, a veces, hacerse la canchera, da sus frutos.

5 comentarios:

lali balbi dijo...

ay cel!!! qué emoción!!!!!
yo te escuché cantar en belleza y felicidad (HER-MO-SU-RA) y también en la ducha te escuché, te escuché la terraza cantando, cantás divino!!!!!!!
ay cel, te dije que estoy reemocionada de reencontrarte???

Dolo dijo...

que linda la amistad niñas! son lindos esos reencuentros....
Cel, sé que si te lo dijeron asi es, y debes haber cantado increíble, creo que el canto es un gran don, asi que te felicito!
QUe bueno que eschaste los halagos de quien los querias escuchar.
beso
D

Hijo De Puta dijo...

a veces hay que salir con papel higiénico

Cel dijo...

secre, es verdad! vos viniste a belleza y felicidad esa vez!!! gracias por los halagos, y sabé que a mí tb me encantó y me encanta el reencuentro, de endeveras te lo digo.

Dolo, no sé si es un don, pero es de lo más terapéutico y catártico... y está bueno poder compartirlo con los demás.
un abrazo,

Ale dijo...

Hacerse el canchero siempre da sus frutos... solo que a veces no son los que uno buscaba.