lunes, enero 04, 2010

El 31 me levanté temprano y fui a comprar unas cosas. En la verdulería, elegí unas lechugas, unas paltas y cuando vi los pepinos, mi Oma se me vino automáticamente a la cabeza. La ensalada de pepinos con crema de mi Oma es un clásico alemán y solía ser un clásico en las fiestas que se festejaban en mi familia paterna, hasta que mi abuela -hija de mi Oma- se olvidó de la receta porque está medio gagá. Apelando a la intución y al sentido común -porque, vamos, ¿qué ingrediente estrambótico puede tener una ensalada de pepinos con crema?- me puse a hacerla. Y además de un par de pensamientos guarangos mientras palaba los pepinos, esa cosa de la tradición. Saber que eso que estaba haciendo, también lo habían hecho mi abuela, y su madre, y la madre de su madre; como el goulash, el repollo saltado o el postrecito de maizena. Y aunque no comparta un lazo sanguíneo con mi papá o su familia, si comparto la tradición.
No puedo entender que una ensalada me provoque tanta emoción.
Es que tenía el mismo gusto. El m-i-s-m-o.

3 comentarios:

Dolo dijo...

Cel que bueno que la hayas hecho y evocado a tu flia. Es linda la tradición cuando transmite amor.
beso

Marie dijo...

pero y qué le pusiste? la quiero hacer

Cel dijo...

Dolo, eso, hay tradiciones que sientan bien.
saludos!

Marie, de lo más simple. es más que nada para acompañar otras cosas más fuertes o picantonas, porque es super fresca. agarrás los pepinos, los pelás, cortás en rodajas finitas y los dejás con un poco de sal para que larguen un poco el agua.
después de un rato, quitás todo el líquido, le ponés la crema (ponele que para tres pepinos normales, no de esos que andan dando vueltas ahora que parecen un bastón, usés un poco menos de un pote de crema chico) y sal a gusto. yo le puse unas hojitas de menta, un toque mínimo para que no invada demasiado. mejor dejarla en la heladera un rato más para que se asienten los sabores y listo!