jueves, enero 14, 2010

¿Sabés qué es raro?
Estar con un tipo, que sea la segunda vez que se ven, y empiecen a hablar emocionadamente de cómo, cuando eran adolescentes, planeaban suicidarse, incluso discutir métodos; obviamente, cagándose de risa, porque ya somos grandes, esas cosas ya no se sufren.
Descubrir que los dos se obsesionaban con especular qué harían todos los seres queridos de concretarse el suicidio.

¿Sabés qué es lo peor?
Que a mí esas cosas me terminan conquistando.

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