martes, enero 12, 2010

La cagada de que gente que conozcas lea tu blog o de conocer gente por medio de esto es que siempre hay un post que no querés publicar, que no te animás, que se olvida entre los borradores o que se intenta reescribir, quedando como un nudo críptico de frases repletas de segundas leídas. Esto último es lo peor, porque no sabés si la persona que originó todo se va a dar por aludida o no, entonces esperás a que te deje un comentario, o te mande un mail o lo que sea, pero no, porque como te ocupás tanto de que no se note nada, lográs tu cometido, pero en el fondo no podés entender cómo la persona se está haciendo la pelotuda de esa manera tan descarada; aunque es sabido que dado el caso de ser interpelados por quien inspiró las líneas, nuestra respuesta es en un 80% de los casos es *ay, no, ni en pedo, entendiste mal, es sobre pendorchito, un flaco que conocí en Mar del Tuyú*, porque lo que se busca no es la claridad ajena, sino la paranoia -si, esa soy yo, una joyita de persona, un divinor-.
Por eso, después de tantos años, de tanto post, de tanta ansiedad y tanta metida de pata, entendí que en vez de hacerme la misteriosa tengo que saber controlar el impulso y quedarme en el molde o aprender a hacerme cargo de lo que quiero decir, en la manera que elija decirlo. Cuento entonces,a modo de confesión, que acabo de borrar unos párrafos porque estuve a esto -imagínense una distancia muy pequeña- de tratar de comunicarme con una persona por este medio. El horror, no se hace, está mal. Malo. Caca.
Parece que estoy aprendiendo, de una puta vez.
Eeeessssa.

No hay comentarios.: