sábado, enero 16, 2010

Es Villa Crespo y ¿quién diría que a un par de cuadras del Parque Centenario hay un restaurant africano buenísimo?
Para cuando llega la comida, ya estamos medio entonadas y la charla tiene que ver, básicamente, con una sola cosa, estar chongless y técnicas para revertir tal situación.
Y tal vez empezamos con cuchillo y tenedor, muy civilizadamente, pero la música, la energía estival y Lau -que de comida africana algo sabe- que agarra la sémola con las manos, nos hacen animar a Flor y a mí. Entonces no importa, porque el pescado se come con las manos, y las batatas fritas también, y se hacen bolitas de sémola que se mojan en la salsa de maní.
Nos chupamos los dedos mientras nos reímos y seguimos emborrachándonos.
Ojalá todo se pudiera comer con las manos.

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