jueves, enero 14, 2010

Para no pensar que soy mucho más susceptible de lo que quiero reconocer. Para no caer en el vaivén este de mis estados de ánimo. Para no sentirme una desquiciada caprichosa que a la primera que las cosas no salen exactamente como estaba planeado, se angustia y quiere culpar al cosmos por su error al elegir. Para no recordar que de las últimas 45 horas sólo dormí 5.
Me pongo a sacar entradas a las 8 y media de la mañana para ver Sherlock Holmes esta noche. Butacas 10, 11 y 12 de la fila E.
Recién llegada, con el maquillaje un poco corrido y un gusto agridulce en la boca, quiero imaginar que una dosis de Robert Downey Jr. y Jude Law me va a abstraer, me va a sacar del estado de absoluta incertidumbre en el que vengo metida desde hace días.
Lo que siento tiene un sabor. Desconcierto, desilusión, incoherencia. Como sal en el café.

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